Hay días en los que escribir se convierte en una necesidad.
Y hay otros, los más frecuentes, en los que dudo hasta de cómo se empieza una frase.
No tengo claro si lo que quiero contar tiene forma, y mucho menos si alguien lo querrá leer.
Pero entonces me acuerdo: no se trata de sentirme ESCRITORA
(Que miedo dan estas 9 letras y más en mayúsculas tal y como suenan en mi cabeza)
Se trata de sentarme a escribir. (Algo que olvidamos cuando solo tenemos en mente el fin último: esa novela ya escrita)
Hola, soy Ivette Chardis y estás leyendo el Escritor Flexible, la newsletter donde exploramos formas libres y humanas de escribir una novela, sin fórmulas rígidas ni presión. Aquí hablamos de técnica, sí, pero también de ritmo, energía creativa y cómo reinventarse escribiendo. Cada martes y domingo te envío una dosis de impulso, claridad o simple compañía literaria.
Hoy en este artículo:
Vamos a desmontar la idea de que necesitas sentirte escritor para empezar a escribir.
Te contaré qué es eso del impulso creativo (y por qué es más importante que la inspiración).
Te dejaré algunas herramientas simples para activarlo desde hoy mismo.
Y al final, te abro un trocito de mi propio mundo al que he llamado: Cosas de escritora.
El mito del momento perfecto
Nos lo han vendido muy bien: que para escribir solo hace falta inspiración. Es más, el momento idóneo sería aislarte en una cabaña con su chimenea incluida y abstraerte del mundo para escribir la obra de tu vida. Aquella que te catapultará a la fama, la riqueza y largas colas de fans chillando tu nombre.
Las películas y las series se han encargado de mantener este estereotipo, y es algo ilógico viniendo de guionistas que saben muy bien lo difícil que es esto de escribir.
Ante este mito muchos desisten y nunca empiezan esa novela.
Yo misma pensé que si no triunfaba con mi primera novela nunca sería escritora. Pero puede más la pasión que la propia inspiración, y seguí en mis treces. Ahora ya voy por la onceava.
Cuando por fin resbalas por ese tobogán de arcoíris y te das de bruces. Empiezas a bucear por las profundidades de lo que yo llamo: el eterno aprendizaje.
Descubres que no solo se trata de querer escribir y esperar a que las musas te pillen de buen humor. Sino que además de la motivación, tienes que tener un argumento claro, unos personajes definidos, conocer las tramas, los giros, los ocho actos y los trece errores mortales. Y la parálisis por análisis te da la bienvenida al caótico mundo de los escritores y sus neuras.
¿La solución? Flexibilidad, adaptabilidad y el gran desconocido: el impulso creativo.
¿Qué es el impulso creativo?
El impulso creativo es ese empujón interno que te hace levantarte un día y decir:
"No sé bien por qué, pero necesito escribir esto."
No viene del perfeccionismo.
No viene de la disciplina militar.
No viene de tener un plan de 30 capítulos y una libreta con colorines.
Viene de una combinación de emoción + necesidad de expresión + curiosidad.
¿Por qué es importante hablar del impulso creativo?
Porque muchos escritores principiantes creen que escribir es:
Tener la idea perfecta
Tener tiempo
Tener talento
Tener un plan
Y lo que de verdad necesitan es tener una razón.
Y luego, un impulso para mover esa razón al papel.
¿Cómo se activa el impulso creativo?
Spoiler: no se activa viendo reels de escritores famosos diciendo que escriben 2.000 palabras al día.
Se activa escribiendo, incluso sin tener ganas.
Algunas formas de encender el motor:
Escribe 10 minutos sin parar, aunque solo pongas “no sé qué escribir” 100 veces.
Relee algo tuyo (un tuit, un mensaje, un diario) y rescata una frase que te guste.
Haz las paces con escribir algo imperfecto.
Crea un espacio pequeño, tuyo, donde escribir sea seguro (aunque sea un bloc de notas en el móvil).
Lo que NO es el impulso creativo
No es motivación: la motivación va y viene, el impulso se construye.
No es inspiración espontánea: eso es la chispa. El impulso es el movimiento.
No es productividad: puede que un día escribas tres líneas, y eso también valga.
El impulso creativo no es una chispa divina ni un golpe de suerte.
Es esa pequeña energía que te mueve a escribir aunque no tengas un plan perfecto.
Es el deseo de explorar, de descubrir qué pasa cuando por fin das forma a lo que llevas dentro.
No es claridad total. Es dirección. Y eso basta para empezar.
La gran mentira de la escritura
¿Hay que tenerlo todo claro antes de empezar?
No siempre, y no a todos les funciona.
La verdad: empezar es lo que te lo aclara todo.
Así que, si estás en ese punto de “quiero escribir pero no sé por dónde empezar”…
Ya empezaste. Lo estás pensando. Estás leyendo esto. Y eso también cuenta.
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Escribir no tiene que doler. Puede ser ligero. Flexible. Tuyo.
Cosas de escritora:
El fin de semana pasado asistí a un evento literario que se organiza cada año en Madrid, llamado Literaty. Y la resaca emocional que me dejó el evento ha impedido que empezara la semana con normalidad.
Mi mente todavía está en aquel encuentro de lo más enriquecedor. A parte de volver a conectar con lectoras y escritoras, se realizaron citas profesionales con diferentes editoriales y plataformas. Yo tuve la gran suerte de entrevistarme con Nextory y con Bookavivo (la editorial referente de audiolibros en España) y todo lo aprendido y lo vivido me ha llenado de ese impulso creativo del que te he hablado en este artículo.
Ser escritora es mucho más que escribir, es pensar en la edición, corrección, portada, maquetación, marketing y todas las patas que este conlleva. Y esta semana lo he enviado todo a la mierda. Solo tengo ganas de escribir, crear y dar forma a las historias que habitan en mi cabeza.
Este lunes terminé de darle forma a una novela que pronto verá la luz (la segunda de una serie) y empecé otra historia, que no sé a donde me va a llevar, pero me prometí que seguiría el impulso y lo disfrutaría. ¿Y tú? ¿disfrutas de tu escritura?